Padre Misericordioso,
sáname con tu gran luz,
hoy ya comprendo tu cruz:
ese momento tortuoso;
eres un Padre Piadoso,
yo hombre de dura testuz,
pero confío en tu trasluz
para salir victorioso;
yo me encomiendo a tu amor,
a tu infinita bondad,
con un honesto fervor;
que se haga tu voluntad,
tu elegirás lo mejor,
Vida, Camino y Verdad...