Si yo fuera poeta,
enterraría versos en las carnes de tu vientre
para germinar amor lentamente
o morir por ti varias veces.
Si estas palabras fueran poema
y conquistara con esdrújulas,
imperativos y posesivos,
y así desvanecieran mis penas;
asumiría la consecuencia de morir encallado a tu boceto.
Pero solo hablo solo conmigo
en un monólogo extenso y aburrido
como para decir que estás aquí conmigo
entre el espacio y el punto seguido,
entre el verso o el silencio,
por nunca haber estado al lado mío.