¡Que estupendo se mira el verde llano
y el rosal que cultivo en mi bohío;
y sentir la frescura del rocío
en las tardes ardientes del verano!
Yo disfruto debajo de un manzano
observando los gansos en el río;
y escuchando el trinar y el albedrío
del precioso zorzal americano.
¡Y bendigo a la hermosa Madre Tierra
por brindarme el abrigo de su manto;
adornando las galas de mi sierra
con los dones supremos de su encanto;
cuya luz tan radiante siempre encierra
los fecundos arpegios de mi canto!
Autor: Aníbal Rodríguez.