Se puede disponer del ínfimo fragmento del octante,
diminuto, diminuto grano de arena pulverizado,
y desplazarlo en la marcha de una fuerza electrizada,
entrar al aula de las voces desaparecidas,
y del saber del instruido parlante;
quien en la pizarra escribe números,
números vagos.
El ahínco disipado (enérgico)
la fuerza con signo recorriendo los caminos,
crea los líderes del trueno,
brincando de la tierra,
escalando la nube enfurecida.
Domesticado, como el fuego surgido del beso de las piedras,
de suspiro enrarecido,
casi artificial, a voluntad, acumulado en en cobre:
¡Está vivo!