Papá,
sé que no estás,
pero nunca
te has ido.
Nunca te irás.
Años
que no te he vuelto
a ver.
Recuerdo
tus gestos,
tu sonrisa,
también tus enojos.
Tan jovial
muchacho
sin canas,
sí con arrugas
y con lindos ojos verdes.
Tan gentil caballero,
defensor
de las mujeres.
Ellas se arremolinaban
en tu cercanía
con sus problemas.
Buscaban
la palabra justa,
y la encontraban.
También yo,
tu hija, que no fuí varón,
como tú querías.
Sin serlo
igual te acompañé
en tu vida,
de la mejor manera.
Inseparables,
en las buenas
y en las malas.
Querido papá
sigo aquí.
He cumplido
algunos de tus deseos.
Otros no.
Muchos proyectos
siguen
en el
desfiladero
de las Termópilas.
Trabajé
y luché por todos
y lo seguiré haciendo,
querido papá.!