“El que ha mojado conmigo la mano en el plato,
Ese me entregará”, has señalado al traidor
Quien teniendo en su bolsa monedas de plata
Renunció, ambicioso, a Tu divino amor
Excecrable perfidia se aprecia de forma insensata
En mesa muy tensa, sencilla y sin ningún boato.
Desde aquel momento y hasta nuestros días
La humanidad registra a nuevos traidores
Nuevos Judas sorprenden con deslealtades
A Quien no ha juzgado a los pecadores
E insta a gozar genuinas libertades
No efímeros placeres, disipables fantasías.
Nuestro mínimo ingenio en el error persiste
De emular a Judas y rechazar a Jesús
De abrazar el pecado y evitar la virtud
Y no se conmueve siquiera ante Tu cruz
Que se alza en los siglos con excelsitud
Y es arma que siempre contra el mal embiste.
(Mt 26,14-25)