Alfonso Darío

La Flor del Jardín de Rosas.

Era una bella flor, y no era cualquier capullo
con ella otras, de mi jardín la más veterana
sin envidia las demás se llenaban de orgullo
yo la miraba, la apreciaba por mi ventana

De noche sin reproche me donaba su aroma
mientras de día por su gracia sobresalía
las restantes la admiraban, ella hacía broma
causaba revuelo: ¡Será mía! yo decía

Como los rumores de encanto que expande el viento
haciendo sus malabares tal conquistadores
invadieron el jardín con bruscos movimientos
como plagas depredadoras los chupa flores

Me llenó de coraje presencié con dolor
ese revuelo que formaron las demás flores
abriendo sus pétalos emanaron su olor
quedando el jardín diseminado de colores

Y en el centro quedó reluciente en su candor
la flor del jardín de rosas que un día escogí
con ternura entre mis manos la llené de amor
en mi pecho ceñí, con amor y afecto ungí