No buscamos a alguien.
A una persona, me refiero.
Buscamos que nos hagan sentir.
Que revolucionen nuestras neuronas, hasta el punto de sentir que sigues siendo tú, pero viviendo en una nube de neurotransmisores.
Que nos hagan sentir vivos.
Queridos.
Y a salvo.
Eso es el amor.
Lo que el otro, es capaz de generarnos.
Por eso, es tan importante tener claro lo que nos genera paz, y lo que no.
Como conocer bien a quien tienes delante.
Porque puede ser precioso lo que te generan, y por contra, secuestrar gatitos los fines de semana, coleccionar exnovios con más de 500k, o ser un perfecta gilipollas.
Por eso, siente.
Siente, y conoce.
Pero conoce bien.
Porque quien dejas entrar a tu corazón, lo dejas entrar íntegramente, con sus virtudes y sus defectos.
Una vez, puesta la cabeza en la emoción.
¡Joder! ¡Qué droga tan bonita la del amor!