Raiza N. Jiménez E.

A TU REGRESO A MI.-

Con alegría inusitada

te dice esta bien amada

que su salud no es precaria

que deseo me consientas

ya que fue tanta la nostalgia

que vuelvo a la vida contenta.

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Hoy te quiero a ti confiar

que mi  vida está restaurada,

 y no habrá más noches solitarias.

Quiero amarte como nunca

has sido amado y......

dedicarte mis  plegarias.

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A ti, mi vida  te ofrezco,

nadie como yo te amará.

Eso  vida mía, te aseguro.

En esta enfermedad me crezco

y quizás luzca algo muy puro,

pero esa  es  la gran verdad

y  esta mujer, te querrá.

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A pesar de la distancia

mi  boca te besará

y con la misma fragancia

este amor te esperará.

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Yo no puedo remediar

lo que Dios me ha mandado,

esto no es ningún pecado

te lo puedo asegurar.

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Yo siempre te voy a amar

a  pesar de lo pasado 

y de tanto que he llorado;

es que mi amor he acuñado

con el sello de lo eterno

y  nunca te dejaré de soñar.

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Te has encontrado conmigo,

que no sé amar de otra manera

y  si en la eternidad vivieras,

no te afectarán los inviernos.

Es que mi amor es tan tierno

que dará a tu cuerpo el abrigo,

aunque tú, amor por mí, no sintieras

y no quisieras nada conmigo.

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No te ofrezco amor fraterno,

contigo quiero mucha emoción.

Así, me lo pide el corazón,

que es el que, en esto, manda.

Y más aun, en mi ferviente pasión.

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¡Aunque tú no me quisieras,

todo mi amor yo te diera!