En la diastólica sonrisa
por la sistólica mirada
llegan al umbral nuestros sentidos,
se sumerge el émbolo embebido
en las profundidades del amor.
Emerge a la superficie del rubor,
penetran tus dardos en mi piel
y entre caricias tu gel
hierve el morbo, como lava al río.
¿Me preguntas que toco?
respondo cerrando los ojos, no sé…
¡será quizá lo que nadie ha tocado…!
te levantas como el helio
y caes como pluma inerte despacio.
Te estremeces, te contraes, te duermes,
te despierto, me sientes una y otra vez.
El tiempo se detiene, mi glosa se agudiza,
vuelve a bailar tu sonrisa en mi zumbel.
Mi respiración se acorta... va deprisa,
cae la lluvia, las pieles se humedecen
y suenan en la diáfana armonía.
Te siento, me sientes, me acaricias…
te beso, me besas, me duermo, me despiertas.
El deseo se funde, se consume y el amor se vierte.