p6g5n

Cita sin hora

Un pobre y triste anciano,

que apenas podía sostener el bastón

 en el que su cuerpo descansaba,

me contó en la barra de un bar, entre sollozos,

esta historia de amor y de nostalgias:

 

Mira, muchacho, yo venia aquí

en ciertos días a mirarme en los ojos 

de la mujer que amaba,

era feliz y entre sonrisa y sonrisa

vibraban su alma y mi alma,

y la quise y me quiso...y de qué modo,

que solo con el roce de las manos

subíamos al cielo cada mañana.

 

Un día me quedé solo, porque ella

no pudo venir a tomar café a ésta barra,

que muda testigo de su ausencia

veía que mi vida, de repente, ya 

no me importaba,

y que las horas del reloj por mucho que

corrieran para mi ya no pasaban.

 

Desde entonces,

arrastro mi dolor y su recuerdo,

y vengo aquí

y seguiré viniendo

y sin decir nada...

la esperaré a ella o 

esperaré a la muerte...y así...

hasta que algún día, una de

las dos, vuelva a tomar conmigo

una copa en ésta barra. 

 

                                         J.C. 

 

 

 

 

 

 

 

 

,