Ninguna vida es anónima
ninguna pasa secreta para mí
nadie espera sin esperanza
lo que el destino le ofrecerá
o lo que el dios de turno
le tiene preparado, mas
nadie espera por esperar:
ved, cada uno intenta
y se prepara cada día
para el esfuerzo más útil:
su propio beneficio. Y
no es malo esto, ni pernicioso,
ni malvado ni perjudicial
para la sociedad. Es más
como si el mundo terrible
de la vida y la muerte no cesaran
nunca, jamás. Id a cualquier
baño público, en una cafetería
del Norte, en cualquier lugar
de baja estofa; hasta allí,
se reservan el derecho de admisión.
Esto quiere decir
mi vida es importante, tanto o más
que la de cualquiera, piensa
el dueño del hostal, o el que cierra
la persiana antes de tiempo, por casualidades
del sistema.
Todo se desencadena aquí,
en este tiempo y en este portal,
donde todo es temible y peligroso,
como un zorzal abierto de par en par
por su vientre. El ave rapaz, halcón,
cernícalo, alcotán, azor, gavilán,
águila real, águila imperial, el ave
inmensa de las lagunas, pretenden,
ejercicio acrobático tras ejercicio,
alimentarse, vestir a sus criaturas
con un manto generoso de carne.
Y qué decir del cisne, y del urogallo,
infinito alarido de promiscuidad y belleza
en las zonas altas y altivas de mi ciudad,
no se puede decir nada, ante semejante
igualdad de belleza. Es todo esto un alarde.
Y de las fuentes, su ruido monótono y nocturno,
de su agua pura de manantial, aprovechada al máximo.
Ningún paisaje pasa detenido
ante mis ojos. Como columpios
se balancean ante mí, enormemente,
sin apenas austeridad, regalando
a mi mente, su compleja actividad.
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