Erick Alexander Villegas

EL MAESTRO

Aquella semana todo parecía triste,
los pájaros no cantaban, las cigarras lloraban.
como presagiando la muerte de un inocente.

La luna llena y clara la noche,
todo estaba preparado para el drama de dramas,
el Maestro de maestros había repartido los papeles,
no todos estaban contentos con su pesada tarea.

Y así fue muy a su dolor,
uno lo negó tres veces y el gallo canto,
sus lágrimas de sangre se tiñeron,
y no tuvo consuelo para tanto dolor.

Otro lo entrego,
y tuvo que hacer a un lado el aguijón del dolor,
ser repudiado generación tras generación,
maldecido, insultado, calumniado,
como un vil traidor.

Otra, la que debía ser la más exaltada,
fue desprestigiada y rebajada su reputación,
cuando era de él la más amada,
Y que merecía todo el honor.

Llego la hora en que fue apresado,
como cualquier malhechor,
tres mil latigazos te han causado,
Cristo mío, y aun así no has desmayado,
caíste, tal vez no una, ni dos, ni tres, sino muchas,
pero siempre te levantaste con valor,
abrazando tu cruz con amor.

Los que se burlan de ti,
mañana lloraran de dolor,
hacia el Calvario vas Maestro de maestros,
tu madre nunca te desampara,
fuente infinita de compasión, misericordia y amor.

Los malhechores de mi ciudad te han apedreado,
te han abofeteado por causa de mi pecado,
de mi inconsciencia, de mi falta de fuerza.

El cordero fue inmolado,
y lo escrito se consumó,
la Tierra se ha estremecido,
el velo de las creencias se rasgó,
Los animales asustados,
los ajusticiadores aún más,
los muertos recobran la vida,
ellos cuentan maravillas,
del infierno y paraíso los saco,
los volvió a la vida, para dar testimonio de su amor.

Aun dudas que él era el Maestro de maestros,
que era nuestro señor el cristo redentor,
mira ahí está Cristo,
clavado en la cruz,
el camino te ha mostrado,
esta es la forma que lleva,

a la unión del hombre con Dios.

Al infierno bajaste,
y a las furias derrotaste,
la muerte has vencido,
los demonios no soportan tu luz,
la luz que resplandece en las tinieblas.

Al tercer día resucitaste,
con estigmas tu cuerpo de gloria revestido,
nueva luz de ti brota,
la luz del hijo del padre al que la muerte derrota.

Nuevas instrucciones has dado,
a tus pescadores has enviado,
a pescar del mar embravecido al hombre, débil esclavo,
liberarlo de sus cadenas has podido,
predicaste a los que estaban dormidos.