Carlos Eduardo

Soliloquio

 

Sí,

 

ya sé,

 

estoy muerto,

 

no resistí,

 

grandes bellacos son,

 

lame ojetes,

 

¿luego qué?,

 

inmundicia, descomposición, podredumbre

 

al igual que mi sepulcro hoy,

 

no estoy para nadie,

 

vayan a joder y jorobar a otro lado,

 

dejénme tranquilo,

 

no quiero saber nada de ustedes,

 

llegué al hartazgo,

 

¡que buena cosa es esta de estar en los huesos!,

 

¡aferrarse a la vida bajo toda circunstancia

 

es una estupidez de marca mayor!,

 

qué forma de fastidiar de la gente,

 

cada cual se considera exclusivo,

 

infantiles,

 

desde el fondo de sus almas no conviven,

 

egocéntricos, retardados, inmisericordes

 

con careta de ser lo contrario

 

¿y yo?

 

seré igualmente juzgado;

 

fui incapaz de dejarlo todo

 

y seguirlo a él,

 

qué tibieza,

 

debilidad,

 

miseria,

 

inutilidad...