Lo nuestro es un amor frío que se sirve en un plato de noche,
madrugadas, donde el sol no aparece sin calmar lágrimas,
desaparezco entre la niebla con la ilusión de que me persigas,
reaparezco destrozada recogiendo las sobras de mi vida,
respiro, vuelvo a empezar, sin la mínima esperanza de tu regreso,
pero, vuelves y todo lo que he construido se desvanece,
me he atado a la idea de lo que sos, de lo que nunca seremos,
deteniendo a la parte que aun te ama y correría por ti hacia los confines de la tierra,
desafiándome, una y otra vez,
(no vuelvas) chilla una voz dentro de mí,
acaso no recuerdas lo que te hizo,
que no te seduzca su irónica manera de manipularte,
porque estoy segura que no ha hecho nada para reconquistarte,
recuerdo lo feliz que fui, recuerdo lo infeliz que me hiciste,
mi rostro iluminado por la ilusión, que se conmovió por tu regreso,
mi mirada perdida, sollozante suplicando que perdure tu ausencia,
mis meses de rehabilitación que como tormenta provocan un receso,
ya no soy yo, mi evolución se ve estancada
y sinceramente, ni siquiera sé si mi corazón en un latido,
puede corroborar si aún te ama.