Época de señoritos
elaborando disertaciones
con exhalaciones fugitivas
de dedos mustios y mortecinos.
Época de gloriosos alzamientos
de renovaciones misteriosas,
con rezos taciturnos y embusteras
antiguallas. Ved, el encuentro
de dos sofistas de la palabra, saltar
a la palestra, con intención
de asesinar al otro, sin paliativos.
Oír, también, el molesto enjambre
de paquidérmicos redactores
ratificando las propuestas del gobierno
de turno.
Ved cómo pasean sus papadas destiladas
en algún centro de estética
contemporáneo, no muy lejos de sus
misteriosas oficinas.
El orgullo de las razas
superiores, dónde queda pues
toda aquella mixtura de diabólicas peroratas
sobre la auténtica democracia y sus valores?
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