Luis E. Calderon Romero

Llamada

Ella me llama...yo la oigo.

Sus pasos ligeros

resuenan en el patio.

No contesto.

Deseo prolongar la espera.

Oigo su respirar

y su risa clara y cierta.

En la tarde-noche

sus senos resaltan

bajo su blusa clara.

Y su cintura es una zona franca

sólo para mí.

Sus caderas de mujer-niña

se desgajan

dándome esperanza

de llenar su vientre con mi amor,

desatando la espera

y la ilusión

del niño que hace tiempo juguetea,

un eslabón de carne

en la cadena de amor,

que somos ella y yo.

A mi lado llega.

Me palpa su mirada,

traviesa e inocente,

no sé si con amor.

Y deseo me amamante,

mientras llega,

nuestro niño-ilusión,

con su pecho y sus ojos

de niña madura,

al niño que soy yo.