Me quedé pensando toda la tarde
bueno, unos minutos más u horas menos;
en mi interior coqueteaban truenos
y mil preguntas hicieron alarde.
Es extraño parecer un cobarde,
ser aquél villano entre tantos buenos
¿Pero quién sabe en contextos ajenos
sea aquél poema que sí se guarde?
Treinta años y se van, más, más sumando...
y dicen muy bien que tu tumba labras
con eso de que heridas vas cabando;
Y al toparme con demonios o cabras
que entre susurros me van susurrando
infieles voces e hirientes palabras.
Con un mestizo sol muere la tarde
y nos nacerá una noche, un mañana;
las luciérnagas dejaran su alarde
o se alborotaran según la rana.
Tarde que no es una tarde ahora arde.
Me percato que se cae una cana
¿Esperan qué la sujete o la guarde?
Si es otra cabellera ajena y vana.
Pensé escribir bastante, pero es poco,
muy poco lo que sale, lo que muerdo,
tan poco, cómo lucidez de un loco.
Una tarde de las muchas que pierdo
que con serenidad veo y evoco,
fue una triste tarde... un simple recuerdo.