Descansas…
y son mis ojos desérticos,
sin tibieza, sin mañana,
sólo la aflicción me recorre
desde las palmas de las manos,
hasta el ombligo de mi ser.
Brama un dolor que deambula
desnudando la piel,
me lleno y me vacio de nostalgias
de los gemidos orgasmicos,
aquellos que con tu voz
hace un momento me acompasaban,
la noche me mira apesadumbrada,
abres los ojos, me apresas,
mis labios se entibian y la niebla
poco a poco devela la aurora
la calle se vuelve entonces
un lienzo para pintar con besos
el color de la belleza, el amor,
la mágica locura y la esperanza.