Cristalina reverbera
con el placer de un verbo.
Nada más profundo señor
que en el agua de un pozo
donde resuena mi voz
desde el eco en te llamo
a saciar mi cuerpo,
de la sed en la que vivo.
Fresca y pura la percibo
cuando a él me asomo
para contemplar ese vacío,
la oscuridad que te alberga.
Aún así te intuyo
al lado mío, tan cerca,
que asumo tu presencia
en el fondo de este pozo.