Amo a la naturaleza
y soy su fiel defensor,
la protejo con mi pluma
y le demuestro mi amor.
Las leyes que la protegen
no tienen mucha eficiencia
y el hombre la destruye
con una gran inconciencia.
Amar la naturaleza
es amarse uno mismo
y si no la protegemos
el mundo será un cataclismo.
La naturaleza ella misma
no se puede mantener,
es necesario protegerla
o va a desaparecer.
No hay forma posible de entender
la destrucción del ecosistema
pareciera que el ser humano
disfruta cuando lo quema.
Mientras la naturaleza sufre
un ataque muy despiadado,
los grandes líderes del mundo
miran indiferentes hacia otro lado.
Autor: Alejandro Díaz Quero
Villa de Cura,26/03/2021.