No sólo pasan.
Arrancan el asombro de mis pestañas,
volviéndome gris.
Avanzan, tiranos,
indefectiblemente,
a pesar de todo
y de todos
Pienso, me pertenecen.
Pero se escurren
como peces entre los
dedos,
mientras el mar me llama,
mientras barro el polvo,
o mis sueños.