Esta recibida respuesta, de la Condesa,
recuerda mi anterior promesa
y, aunque ya no desea mi amor,
al menos una amistad de sobremesa.
¡Me dice la condesa!:
¿Yo fui tu amarga experiencia?,
que te entregó vida y existencia,
mis desvelos no tenían correspondencia,
solo me obsequiabas con tu arrogancia.
Mi amor en sufrimiento no correspondido
pues, tu atención lo daba por extinguido
mientras te burlabas mi resquemor,
de mis celos hacia tu amor, desdeñados.
No he sido única culpable en el amor
pues siempre por ti, sentí gran seducción.
Fue tu distancia mi amarga permanencia,
y mi pasión por ti, terminó su consistencia.