Alma mía, destruida y destronada.
Caída en la desesperanza de un futuro descorazonador.
Cae aquí mi mano, el vaso derramado;
la sangre, el vino.
Alma pequeña, abocada al vacío.
¿Quién no quiere despertar de un mal sueño?
¿Quién no quiere un último suspiro?