En esta travesía de Sol y Luna, sobre cordilleras y volcanes
Habitadas por el canto del viento y las aves
Extiendo mi figura como alas al cielo
Para saberme lluvia y conocerme errante,
Libre en la majestuosidad del firmamento
Emancipado de dogmas y preceptos
Con mis párpados abiertos, evitando el sombrío augurio del camino
De semblantes abrumados o máscaras estériles.
Libre soy, como tempestades que desafían marejadas
Libre para reposar entre peñones, como antes en tu pecho
Desafiando oscuridades con la delicada luz de los recuerdos
Tantas veces conquistado, tantas veces dominado
Inmóvil, estremecido por soledades y melancolías
Abrí la caja que liberó los sueños, para volar soberano
Sobre el mar azul, cual albatros liberado
Libre de túnicas sacrosantas, reposo en la voluntad de mis versos
Recogiendo trigos, desatando vientos,
Reviviendo besos, acariciando pechos
Desciendo a la raíz inmaculada de la mujer por siempre amada
Para dejar la simiente, cual madera germinada
Entre los follajes y nidos que procrean caricias desatadas
En la libertad del camino, clavo estacas de dulzuras consumadas
Para revivir los latidos de viejos corazones abatidos
Impregnando de suaves aromas el manantial y la pradera
Liberando las auroras entre flores albas y blancas azucenas
En esta travesía de Sol y Luna, agito las manecillas del tiempo
Revoloteo como frágil mariposa, provocando el susurro
De la brisa fresca que inflama los afectos
Y humedece los rostros con el recuerdo angelical
Del niño jugando con el viento