Hola mi vida
Hoy recostado en esa cama en la que me sueles ver los fines de semana, con el ordenador en mi cintura me he puesto a mirar esta pantalla en blanco y me han venido a la cabeza tantos momentos que hemos pasado juntos sin vernos, sin tocarnos, sin ni siquiera vernos reflejados en nuestros mismos ojos.
Recuerdo ese día que como otro cualquiera entre al chat para saludar y pasar un rato leyendo tanta locura individual y ver cuanta soledad hay aunque nos hagamos sentir acompañados por esas palabras que no dejan de ser eso, o de esos amigos que creemos que lo son y cuando no estamos siempre dirán unos de otros.
Son de esos días que quieres evadirte de lo cotidiano, de esa jornada de trabajo que tan rodeado de gente estas y a la vez te sientes tan solo. En ese preciso momento conocí a una chica si te conocí a ti comenzamos a hablar y me encantaba porque tenias ese tipo de conversación algo irónica, reservada, o más bien reticente.
Pero me encantaba nos reíamos hasta de nuestras cosas, de lo que hablaban en la sala, de las criticas de unos y otros, de las aventuras por no llamarlas de otra forma de nuestras familias (accidentes que gracias todas quedaron en anécdotas). Pero eran nuestras las sentíamos como si realmente las estuviésemos viviendo en el mismo momento de contárnosla. Era una sensación que es difícil de explicar, pero bueno tampoco tenemos porque buscársela a todo lo que nos pase o sentimos,
Tenemos que también a prender vivir las cosas según nos están pasando y disfrutarlas sin tener que mirar atrás para buscarles algún sentido.
Luego empezaste a abrirme tu corazón y yo abrirte el mío contándonos como lo hemos pasado a lo largo de nuestras vidas, que sentimientos hemos experimentado a lo largo de ella, nuestros miedos, nuestros temores, alegrías, sin sabores, e intentar mantener la distancia entre lo que decíamos y la necesidad de encontrarnos cada día.
Te podría decir que un día aprendí a quererte y no creo que sea lo correcto, porque eso lo iba sintiendo cada momento que pasaba contigo, con cada sonrisa que nos dedicábamos, con cada palabra, algo estaba apoderándose de mí, tenía la necesidad de decirte algo mas, de hacerte saber que era lo que oprimía mi pecho pero no tenía el valor de dártelo a entender, más que de la forma más bella que conozco enviarte canciones y poemas que dijeran en esas palabras lo que mi corazón estaba experimentando hacia ti.
La verdad que poco a poco fui aprendiendo a amarte a necesitarte más, a querer escucharte cada día, a hacerte saber de que si que daría mi vida entera por tan solo un instante a tu lado. Y en ese momento me dicen que tengo que irme una semana fuera uffffffffffff decirte lo que sentí en ese momento ahora no podría, pero si temí perderte temí el que tu como yo dejáramos de sentir la necesidad de hablarnos cada día. Y antes de salir fue cuando te dije de poner la cam, pero no porque me vieras a mí sino para que pudieras ver en mis ojos que realmente estaba y estoy enamorado de ti.
En ese viaje me enseñaste muchas cosas, que seguro que al leer esto estarás diciéndote a ti misma yo no te he enseñado nada.
Pues si Mari mi amor, me enseñaste que no importa la distancia cuando los sentimientos son puros, me enseñaste a besarte cada noche sin tenerte a mi lado, me enseñaste a dormir abrazado a ti, me enseñaste a hacerte el amor sin siquiera rosar tu cuerpo, me enseñaste a amarte cada noche mas, pues no hay límites cuando amas como te amo yo con el corazón.
Como veras, esta carta que te envío no quería empezarla como las otras diciéndote cuando te amo o cuando es lo que siento por ti, pero si lees bien cada parte de ella te lo están diciendo entre líneas. Pero si permíteme terminarla diciendo que te amoooooooooooooooooooooooo que te amooooooooooooooooooooooo mas que a mi vida, que gracias por devolverme la vida, gracias por hacerme sentir que tu también estas enamorada de mí, gracias por existir Mari,,,,,,,
Te amooooooooooooooooooooooooooooooooooo