Muy despacio una caricia sin rumbo
va rasgando mi piel de señora
queriendo sentirme querendona
ahora a los jovencitos doy pecho
cuando antes en mi lecho
sòlo a maduros atraía.
¡Cómo es la vida!
aun no llego a los treinta
y ya me dicen señora.
Quizá porque mis curvas que dibujan mi silueta
están marcadas con el tiempo
ya descubren en mí mirar los años
y en mi sonrisa de media luna oculta tristeza.
Ya cuento mis historias de amor a las quinceañeras.
doy consejos, que quizá nunca hagan caso
tal cual como lo era yo en su momento
una amante pecadora soñadora empedernida.
que iba por la vida robándole besos al viento.
Quizá me adelanto un poco
pero es que ya me siento heredera
la vida me está dejando los mejores recuerdos
y se me escapan sin querer de las manos
ya la lujuria queda en segundo plano
si es estabilidad lo que quiero
pero no te creas siento el mismo fuego
y mi corazón aún tiene ese ímpetu de rebeldía.
Aunque me digan señora mi ser aun vibra
y anhela con osadía esas caricias prohibidas
de un amante que llegue a mi vida a robar mi corazón.