Se apura la noche adentrándose en mi
sueño
mientras espero una palabra de consuelo
y borro del cristal tu nombre,
miró como quien no quiere
el teléfono no cubre para nada el dolor que
esta oscuridad delata
Sentado a la sombra de esta luz ingrata
repaso los malditos versos de mi soledad
El poema fluye en mi mente
y pesa como una losa que tapa la última
grieta.
La voracidad de las letras no entienden de
colores
ni saben de la primavera.
Nada cura y nada entiendo
se apago esta luz brillante y me oculto
entre las sábanas,
esperando un nuevo día.
Tal vez tu nombre solo fué mi último
sueño.