Carlos Campos P.

Ése soy yo

Permíteme presentarme como un verso escrito un poco desentendido,

y a su vez el más noble que se manifiesta en dolores y madrugadas

o en canciones e invitaciones a gozar del amor puro.

 

Soy aquel que dibuja los besos y también el que te los entrega,

el que rige un momento eterno y lo planta en tu recuerdo,

el que riega todos los días tu pequeña paciencia y también soy el que te espera entre ruidos de melancolía.

 

Un desahuciado cántico que influye esperanza,

un perro que muerde al que ladra, el que maneja el silbido de los canarios,

ése soy yo, señal de eterna filosofía.

 

También soy una montaña difícil de escalar pero tengo mis lechos coloridos,

yo soy copos de nieve en verano que se derriten por tu ausencia.

 

Sí, ése soy yo, el silencio más expresivo,

el que con un dedo despierta pecados,

un roble inquieto que tiembla de desesperación y que no se rompe por más que se tuerce.

 

Permíteme presentarme, como el placer hecho carne,

como la noche que fluctúa nostalgia dentro de tus deseos más recónditos que son órdenes y ley.

 

Efectivamente, ése soy yo,

un charco manchado de amor y pisoteado por lágrimas,

una gota de angustia, siempre he sido yo.