Mi pecho hendido
mi pecho fiero, aquel adolescente,
turbio, circunspecto, rodeado
de rosas e injertos, de matemáticas
y lenguaje; de literatura antigua
y bromas en el pasillo. Lleno de ello,
de ese fruto amargo de la desesperanza.
La interna desesperación, el cálamo que
mojaba las líneas torcidas, cómo, dónde
fue creciendo? Quizás
algún secreto, de noche en llanura,
o de enrojecida cara, al norte, fue
escuchándose. Y mintió el mundo,
y fue mentido. Mi pecho furioso,
realista y comprometido. Hundido,
como la rosa en el invernadero-.
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