La memoria que se estremece, junto a la ventana
Cuando el sol ilumina con timidez, la vieja calle del pueblo
Bajo la lluvia gris y fría que entumece la realidad
Un manojo de recuerdos nos acecha desde el alba
Musgos en las paredes tapizando las tristezas
Ojos sobre el espejo maquillando esperanzas
Metáforas del viento ilusionando un mundo bello
Y a lo lejos, las cenizas de silencios que agonizan con el tiempo
Tal vez al final del día, la noche permite una calle transitable
Y bajo su negro de consuelo, la luna nos luzca sutiles promesas
Como diademas de ilusión y añoranza
Las verdades y el cansancio, inconscientes, desvalidos,
Duermen en nuestros labios esperando el olvido
Dejándonos inermes, desprovistos de latidos
Talvez al final del día, insomnes los hombres
Le den sentido a la vida
Las sombras del viejo pueblo envejecen de espanto
Pareciera que sus gentes en caravanas han partido
Llenando el firmamento de menesterosos reflejos
Nubes de silencio invaden sus parques,
Robando despiadadas los murmullos a los árboles
A lo lejos lluvias grises, cubren la tierra de estiércol
Por los altavoces de la plaza,
Alguien miente, alguien engaña
Alguien transforma gentes en votantes
La memoria que se estremece, recordando a los hombres en el campo
El silencio profundo de sus palabras con el azadón en la mano
Abriendo inocentes surcos en el virginal vientre de la patria
Para dejar la semilla del vegetal y el pensamiento
Un día serán el alimento que procreen los sueños
Detrás las ventanas, aún quedan niños en el pueblo
Jugueteando con los perros, con una vara y un hueso
Lejos están del mundo, del que esclaviza y enajena
Talvez al final del día, sus ojos ingenuos no se pierdan
Y otra vez a la mañana baten sus alas en las montañas
Para llenarnos de aliento, para que venzamos el miedo
La memoria que se estremece, recordando el mundo
Cuando era eso.