Ese abrazo sin palabras,
el regalo de tu mirada,
la ternura de esas manos
y la calidéz de tu alma ...
valen mas que mil monedas,
es amor sencillo y puro,
que tú entregas con cariño
a gente necesitada.
Eres gentíl y piadosa,
entregas sin pedir nada,
tu pena no te interesa,
quieres calmár las ajenas,
yo te he visto por lugares
que ya nadie pisaría,
solo por curar heridas
y muchos males mas grandes.
En este mundo tan triste
sumído en el consumísmo,
es un oasis tenerte,
un premio para el humilde.
¡Que se abran las conciencias
y se iluminen las sombras,
transformándose en caricias
todo problema que toques!
Quizás es poco lo dicho,
pero es bueno resumirlo:
¡Trabajadoras Sociales,
siempre nobles ... las admiro!
(Chofa)
Dedicado en especial a mi Trabajadora Social favorita, mi nieta mayor Inger Bonilla, y en general a todas y todos los que tienen esta profesión, también a los que desarrollan actividades de ayuda a los demás como vocación y voluntariado.