Cuando aún no existíamos juntas
yo era un planeta triste y deshabitado,
Con apenas hiedra trepando en los edificios
y algunos pájaros perdidos en el barranco
Orbitas celestes repitiendo infancias
te precipitan fuera, abandonando capas
bajando al barro en el silencio del espacio,
atraviesas la atmósfera, cayendo en mis brazos
En mis libros de texto se puede leer hoy
que del calor surgieron nuevos elementos
que en el cráter se volvió a fundar Roma
y que en el impacto se extinguió la tristeza