Carlos Hector Alvarez

Filosofando

En esta tarde gris

en que transido de dolor,

veo caer las gotas de la lluvia

como lágrimas de amarguras

derramadas por amor.

Sobre el marco de mi puerta

recostado y pensativo

silbo una vieja canción,

que viene aparejada,

a las evocaciones que en majada

se agolpan en mi viejo corazón.

Recuerdos alegres, unos,

otros no tantos, que brotan.

como capullos de flores

de un jardín de ensoñación.

Amo la lluvia que me hace revivir

un ayer, ya muy lejano,

cuando las penas y las alegrías

eran como pasajeros

cargados con valijas vacías

sentados en el tren del medio día.

Hoy, las mismas, son pesados lastres

que hay que desechar,

para que este desvencijado barco

pueda, si contratiempos,

a buen puerto navegar.

Es la vida, a que negar,

las cosas buenas, cuando vienen nos alegran,

cómo nos entristecen las malas, al llegar.

Son como las visitas, alegrías y penas nos dan,

unas cuando vienen y otras cuando se van.