En esta tarde gris
en que transido de dolor,
veo caer las gotas de la lluvia
como lágrimas de amarguras
derramadas por amor.
Sobre el marco de mi puerta
recostado y pensativo
silbo una vieja canción,
que viene aparejada,
a las evocaciones que en majada
se agolpan en mi viejo corazón.
Recuerdos alegres, unos,
otros no tantos, que brotan.
como capullos de flores
de un jardín de ensoñación.
Amo la lluvia que me hace revivir
un ayer, ya muy lejano,
cuando las penas y las alegrías
eran como pasajeros
cargados con valijas vacías
sentados en el tren del medio día.
Hoy, las mismas, son pesados lastres
que hay que desechar,
para que este desvencijado barco
pueda, si contratiempos,
a buen puerto navegar.
Es la vida, a que negar,
las cosas buenas, cuando vienen nos alegran,
cómo nos entristecen las malas, al llegar.
Son como las visitas, alegrías y penas nos dan,
unas cuando vienen y otras cuando se van.