Tengo un sueño tan fresquito
que no sé cómo esconderlo,
no sé si hablarle a los gatos,
a la vecina, al sargento,
a la patria entumecida,
al coraje que no tengo.
Es un sueño con tres gatos
que caminan sin complejos,
que suben a la cocina
si ahí se olieron conejo
concinádose dorado
en una olla con guiso
lleno de tomates buenos.
Tengo un sueño de alegrías
que me preocupan al tiempo
de vivir la vida loca
sin perder ningún momento.