Amainó el viento tendido en tus canas
ni un desliz, ni un amago de dolor
tu cara fresca del rocio seguia intacta
cual adolescente ansioso de vida.
La calma vive en tí,
ni las arrugas disimulan el celo cohibido del
pájaro,
al verte pasar con garbo
entre la arboleda frondosa,de copas
olorosas
servidas en armonica bondad.
No cabe la duda de tu existencialidad
acrecentada en este albor vaporoso
tu paso emana la esencia primorosa del
viejo recuerdo,bañado por nenufares
y olores de rosas sin espinas.
Tan solo la cruz del Nazareno se resiente
bajo el sol y el hastiado paso cansino de las
lagartijas.
Recuerda que yo estuve allí.