Entre jarales, romero y encinas,
tuve la satisfacción un día nacer
grata dicha, soledades de endrinas
estoico silencio roto al amanecer.
En aquel lugar crecí feliz,
siempre lleno de ilusiones
entre el canto de la perdiz,
y el alboroto de los gorriones.
Más las dichas nuca son plenas
pronto lejos hube de partir,
para mis sueños poder cumplir
me hube de ausentar con penas.
Dejé de sentir a la perdiz
y de contemplar a los gorriones
no puedo justificar con razones
lo que me obligó a salir de aquí.
El amor llamó a mi puerta
sentí una nueva pasión
sentimientos de una ilusión
desde tiempo ya muerta.
Regresaré a estos lugares,
para soñar en esta colina,
cantaré como las golondrinas,
para espantar mis males.
Volveré con mi triste sonrisa
para respirar esa suave brisa,
rosas, jazmín, poleo y romero
perfumes muy ronquilleros…