Amor, llegó el día que de tanto buscarte, apareciste;
Mi irritante soledad, era la única feliz,
hasta que me enamoré de vos.
Sucumbir en tu bello rostro dormido cada mañana al despertar,
y el hábito de un beso en la frente antes de partir hacia el infierno.
Los desvaríos de la felicidad se tornan un riesgo para el amor,
una imprescindible necesidad de embriagarme a diario en vos,
profanar tu cuerpo en expediciones, una y otra vez,
asombrarme a diario en el descubrimiento de tu risa y tu felicidad
en un sexo ininterrumpido, entre cama y mesa,
dormitorio y baño, exterior e interior de un mundo tan pequeño.
Cuanta falta hacen las vivencias de amor,
cuando de ellas las montañas se ven mas nevadas y gigantes,
los mares mas profundos y bravíos, y un barrio que pleno invierno,
la primavera lo cubre de vivos colores, y mas brillantes.
Amor, me has dejado engañado,
nos prometimos amor eterno y te has ido sin despedir,
te has llevado tus pertenencias,
robaste mi alma y mi corazón,
me dejaste en la desnuda soledad,
te has ido a tu cielo,
ni tus cenizas me has dejado.