Te asedió en la batalla el mal de la legión.
No supiste medir tu fuerza y tu bondad.
Diste tu vida en afán de darnos libertad.
Obviaste que, el cruel, vigila con tesón.
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Tus consignas de lucha eran triunfar.
Por ello, tu sentencia fue de \"traición\".
Se te olvidó, además, la vil delación.
Te alzaste, con tus alas, libre a volar.
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Dispuesto a morir o vivir saliste a luchar.
Acorralado fuiste por la hueste del mal,
luchaste como los héroes, a carta cabal
y con orgullo de patria vas a descansar.
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¡Estás en el corazón de todo doliente.
No hay dudas, fuiste un gran valiente!