Raiza N. Jiménez E.

Y tocó la trompeta.-

Te asedió en la batalla el mal de la legión.

No supiste medir tu fuerza y tu bondad.

Diste tu vida en afán de darnos libertad.

Obviaste que, el cruel, vigila con tesón.

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Tus consignas de lucha eran triunfar.

Por ello, tu sentencia fue de \"traición\".

Se te olvidó, además, la vil delación.

Te alzaste, con tus alas, libre a volar.

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Dispuesto a morir o vivir saliste a luchar.

Acorralado fuiste por la hueste del mal,

luchaste como los héroes, a carta cabal

y con orgullo de patria vas a descansar.

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¡Estás en el corazón de todo doliente.

No hay dudas, fuiste un gran valiente!