ROMANCE.
Rasga la noche un triste silbido,
cual alma cabalgando el viento,
lamento de un amor prohibido,
o dolor de frustrado sentimiento.
Interrumpe el nocturno silencio,
un taciturno y ardiente te quiero,
el apasionado fragor de un beso
y un resuello en grato desespero.
Acariciante el Céfiro que sopla,
entre las sombras caprichosas;
y se esparce el aroma de rosas.
Para el idilio… romántica copla.
Y el silbo melancólico, agorero,
pregón de un amor imposible,
se eleva cuál jaculatoria al cielo,
clamando redimir lo irredimible.
Más no culpa el que ama;
Si lo que ama es ajeno,
porque ni corazón ni alma,
son para el amor un freno.
Por cuanto no se ha pecado,
amando con justo sentido,
pero bien culpa el pasado,
por no haberlos unido.
Autor: Víctor A. Arana
(VICTOR SANTA ROSA)
Noviembre 10 del 2015.