Esperaba esa tarde, paciente,
el ébano de tu figura, esbelta,
entre incertidumbre y esperanza
reflejado en tus penetrantes ojos.
Tu delicada y “afro” figura
ignorante de mi presencia
retumba en mi conciencia, fatal,
sentimiento de enojo y desamor, sufrido.
No te culpo por mi tozudez,
mi sonrojo me delata y,
en tu corazón cohabitare
cuando tu silencio termine.
Ahora esperaré, presentiré,
sabré de mi fragilidad,
resentirá mi integridad
reconquistaré tu amistad