Cuando se rompe la gracia
y los demonios corrompen toda alegría,
y hacen gala, destrucción y enigmas
cuando tanta maldad agrieta un anhelo casi impetuoso,
se preguntará en sus oraciones ¿Por qué?
No obstante, no habrá respuesta.
Un canto de agonía,
malicia roja,
Como la mitad visible de los bellos ojos alboreados,
pero en una gota siniestra,
como la sangre vertida de la hembra desgarrada,
dispuesta sobre el altar pagano,
y como la furia frustrante de un espejismo maldito.
Hablar a garganta afónica,
por el grito temeroso,
los embates de la impotencia derritiendo la piel,
los huesos dolientes de tanta desventura,
y la libertad toda olvidada,
encerrada tras barrotes de sentencia injusta.
Como fiera desesperada entre hienas,
a punto de caer y sentir en el calor del vientre fluir líquida la vida que se va.
Y sí, lo he de confesar,
un día se rompió la gracia,
Destrucción de gala,
grietas de anhelo,
Oración no respondida,
Malicia roja,
gota siniestra.