Si te vas, dame un día antes, no seas cruel con alguien que te amo con la fuerza de sus entrañas, se malvado y déjame amarte una vez más, planificarè ese día con la esperanza de que para el atardecer decidas quedarte, daré todo de mi para que no queden sobras de nuestro amor tatuadas en la coraza mi piel, permíteme quererte y decírtelo tantas veces que tu cabeza de vueltas con el sonar de mi voz (sin importar que no sientas lo mismo). Déjame estar tan cerca de ti, escuchando tu respiración, deja que grabe en mí tu rostro, el color de tus ojos, el timbre de tu voz, pero no te marches sin previo aviso, no sería justo para los dos.
Si algún día, simplemente dejas de sentir eso que nos une y tu pecho deje de latir por el mío, cuando nuestras manos ya no sientan esa conexión al tocarse y el corazón palpite hasta no poder, que el dolor de estómago se vuelva insomnio, dejando de sentir la necesidad de térneme cerca, ese día, prométeme que me lo dirás tomándome en tus brazos, para pronunciar esas palabras que me romperán la vida, sin importar cuanto llore o que mi alma se desplegué de mi cuerpo, veté y no regreses.
Si regresas creeré que fui un juego y quiero perdurar el olor de tu cuerpo junto al mío, las noches que bailamos en la oscuridad o la calidez de tu sonrisa, porque me pertenecen, aunque contigo ya no suceda lo mismo.
Si aun así te quedas a ver como sollozo en un día cálido de abril, abrázame tan fuerte que nuestro cuerpo se vuelva uno y solo di “estarás bien”, no menciones nada más, dejando que el recuerdo revolotee en el aire aun húmedo evaporando mis lágrimas que yacen perdidas en el suelo caliente.
Solo una vez que me dejes, sabré que me amaste tanto como para decirme que lo nuestro ha terminado y esta vez, será para siempre.