Y veo el cielo el fugaz tornasol
y desde mi ventana fiel contemplo
paso entre las hojas de los recuerdos
pasa en este atardecer entre el sol,
y mi mente corre me refugio en el fulgor
de plateados pensamientos
y entre la mirada al sol del ocaso
sola me detengo entre el surrealismo
y el cruel y triste parco realismo
de este tiempo malvado, de olor al dolor.
No se puede pensar, entre tantas pérdidas
de vidas, tiempos de las penas
Y por las ventanas las semiabiertas
se van las almas blancas ya quebradas
a los nuevos destinos entre los llantos
y los ecos ya se llevan los crepúsculos
y los vientos al círculo universal que ante el rayo fugaz
de la muerte que se cae sobre lo mortal,
la naturaleza, abre aquél intocable portal
que resplandece entre los que quedan, los que no se van.
Quedan, entre las azucenas, las rosas, las malvas
y las voces medio muertas, hambrientas que claman.
Hoy cerca al ave, lloró entre tantas calles latinoamericanas,
junto a mis versos desplomados, pero no apagados.