La noche lamenta melancólica nota,
El diapasón del pecho reinterpreta con vehemencia
Aquellas voces ocultas en la brizna;
Es la suavidad con la que los erguidos y los calmos
Alientan la humana carencia.
Hay también sonidos en el abismo, amiga de mi entraña,
no sé han olvidado en las minas oriundas del recuerdo,
Esta noche el latido sanguíneo les otorga sublime coro.
¿De que vendría entonces nuestra melancolia,
Tristizima Lluvia?
Si aún afino las pasadas alegrías con el pecho envuelto en su lagrima afinada.