No nacen de las piedras
arañan, tocan, duermen adentro
sumergidas como en espirales
y si despiertan, sangran,
por eso nunca buscan salir
también mueren de miedo
pero sin poder morir
y la piedra siente que es su sueño
esa cosquilla que no despierta
ese almíbar para los fantasmas
ese ánimo de las ánimas
dicen, sospechan
que se sumergen como un aliento
y se confunden entre ellas mismas
no saben, ni dicen, ni sospechan
si acaso tienen cuerpo
o son el alma de la piedra
lo que es seguro es que allí no nacieron
ni es su vientre por el que habrían de nacer
pero sí nacen y hieren
y su cara es el silencio
es un remordimiento
y es tu cuerpo dormido deteniéndolas
y es un dolor que mina
y es el insomnio
y el humor sonámbulo
es contra lo que quiero defenderte
y mi sordera te dirá su iluminado puño
cuando el volcán beba y funda
este nido de sed y de sueño
este trepidante grito
esta prisión encinta
te dirá que ya no existe al fin
la roca que te dieron.