Llévame en tu bolsillo,
guárdame como reloj;
llévame cual cigarrillo
en cajilla de adicción.
Llévame en tu rostro,
guárdame en tus ojos,
eterno como una foto
y caduco como el otoño.
Llévame en tu bolígrafo
para fecundar poemas
y de la tinta de tu mano
florecer cual primavera.
Llévame en tu sinfonía
y guárdame en tu voz,
y te llevaré, amada mía,
en la raíz del corazón.
—Felicio Flores