“De oro soñar para siempre.”
Lorca
Llega otro día, su roce en los bajíos
y ocultas praderas verdes;
fantasma que desnuda solapado
las nubes al romperse.
El agua quieta duerme alrededor,
los campos ya se encienden.
Qué bello enjambre. La flor de esa rama,
sus fuegos dulces, breves.
¡Ay, playa que soñábamos ayer,
mujer de amor tan fuerte!
Intenso anhelo, vago son del mar,
tus ojos, y tu frente.
Bajo este sol las aguas, fuego acuoso,
en el azul se envuelven.
¡Oh, mundo, tierra de lo inefable
y su alborada ardiente!