El mundo está recostado sobre sí mismo,
descansa sus hondos brazos
sobre sus anchos horizontes perdurables
y ríe como un mundo sabe reírse
colmado y augusto en su inmensidad.
Es aquí en el mundo inconmensurable,
donde mi barca orgánica y sensual
hondea y cuestiona su sibilina naturaleza
Enervada, orgullosa, necia.
Donde ha venido a ser por casualidad
y solo es porque puedo preguntármelo.
¿El mundo es porque nosotros somos,
o somos para que el mundo pueda ser?
Por toda conciencia e invariablemente
estamos eternamente abandonados,
corriendo sin saber a donde,
llegando a ser sin saber muy bien que,
maravillados aquí en el mundo
eremita del universo,
imperioso solitario.
Y aunque resulte el universo estar lleno
de abultados mundos llenos de Vida
nunca nadie podrá
arrebatarnos nuestra soledad.
Nuestra oportunidad de ser.