Es tu perfume, el que me abraza,
Y me toma, sin pedir permiso.
Acariciando con el aroma preciso.
Con tonos florales que impregnan,
Mi accesible alma, con todo tu ser.
Incitándome a obedecer.
Como si fueras, mi dueña.
No por cerote, ni por física pavura,
Siento mi cuerpo como trabazón de tejer,
Como atado con cabuya.
Envuelto, en tu ser de mujer…